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jueves, 25 de junio de 2020

Vuelve la Escuelita de Atletismo



El día martes 23 de junio se dio comienzo al ATLETISMO en nuestra querida localidad, luego de que fuera desarrollado un protocolo diseñado por los profesores de la Dirección de Deportes Ricardo "Colo" Geremías y Agustina Der Ohannesian el cual conto con la aprobación del C.O.E. de la ciudad de Alta Gracia.


Los chicos que esten interesados en iniciarse en esta actividad pueden hacerlo, los martes y jueves a partir de las 17 hs en la Pista de Atletismo Juan Adolfo Turri en Av. Hipólito Yrigoyen al 500 frente al polideportivo municipal.

Fuente: Dirección de Deportes Municipalidad de Alta Gracia

domingo, 21 de junio de 2020

“A qué se llama correr” por Daniel Vera


Extractos del libro:
“A qué se llama correr” Daniel Vera


Cabe sospechar que en el correr (como en el hablar y tal vez en el pensar) está todo a la vista; no hay nada oculto. Pero hay que mirar, para distinguir y para asociar, y escuchar, prestar oídos, por si algún otro nos dice algo que a nosotros se nos ha pasado por alto: esto es importante, porque si por ahí podemos contemplar nuestros pensamientos y atender a nuestras palabras y nuestras imaginaciones, no nos podemos ver corriendo, la visión de nuestra carrera depende siempre de un observador externo, de un ojo ajeno: el que corre no se ve correr.

No creo que haya un lenguaje del cual pueda derivarse todo lo que se llama hablar ni que haya un pensar que sea suma o esencia de las múltiples actividades a las que conviene el nombre de pensamiento, y del mismo modo, veo que correr es una multiplicidad de gestos y de intenciones que no puedo resumir en un concepto, y ni siquiera en dos, aunque puedo en trazos gruesos separar el correr de quien lo hace en busca salud, del de quien busca salud para correr. 

Se pueden describir con mayor o menor detalle diversos movimientos a la los que se llama correr y enunciar algunas intenciones, pero difícilmente se pueda dar un inventario completo de los mismos; eso sin considerar todavía el uso metafórico de la palabra y sus derivados, a los que sin duda hay que dar algún lugar, ya que de una manera u otra lo cierto es que estamos en carrera mientras no se diga de nosotros y sin nosotros que no corremos más. 

También está el correr por correr, ni por esto ni por aquello, el aspecto puramente estético –estésico, sensible-, la percepción infantil, casi siempre placentera y nunca o casi nunca con un fin determinado, el simple y alegre correr por correr. Los padres, los maestros y los médicos podrán aturdir enumerando los beneficios, los peligros y los perjuicios de correr, pero ninguno de sus comentarios toca siquiera de refilón los ágiles movimientos de la criatura que se desplaza sin ton ni son de un lugar a otro en busca de esa primigenia sensación. Hablar, adquirir el correlato perceptible a simple vista (o mero oído) del pensamiento, quizás su mayor estímulo o su género más notorio, es una tarea social, un aspecto de la educación. Los legendarios “niños del bosque” ( salvo Tarzán, que tuvo el privilegio de ser una ficción) y Kaspar Hauser no desarrollaron lenguaje hasta no encontrarse con otros humanos. Y algo más: también debieron aprender a caminar, a tornarse eficientes bípedos implumes, según el pedagógico ejemplo de sus semejantes. Ergo, aprendemos a correr, correr forma parte de nuestra crianza, de nuestra educación.